En la antigua Grecia los atletas, al igual que ahora, seguían una estructura de entrenamiento a lo largo de los días. Este sistema fijo y metódico se denominaba TETRÁS. Equivaldría hoy día a un microciclo de entrenamiento, que a la vez constituía toda la planificación del entrenamiento, pues siempre se repetía la misma tetrás, que duraba cuatro días.
El primer día, se entrenaba ligero. El segundo día se intensificaba el entrenamiento, siendo el más duro. El tercer día se descansaba o se entrenaba con ejercicios muy ligeros. El cuarto día, se entrenaba de manera suave. Y comenzaba otra tetrás.
Se supone que el primer día se preparaba al atleta, el segundo se excitaba y fatigaba, el tercero lo relajaba, y en el cuarto se volvía al estado de equilibrio, pero habiendo aumentado su adaptación al esfuerzo.
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