La espiración es la fase de vaciado de los pulmones. Esta salida del aire de los pulmones es principalmente pasiva durante el reposo y el ejercicio físico. Resulta del retroceso del tejido pulmonar estirado y la relajación de los músculos inspiratorios que causan desplazamiento hacia abajo del esternón y las costillas, y la vuelta a la posición inicial del diafragma en la cavidad torácica. Dichos movimientos disminuyen el tamaño de la cavidad torácica y comprimen el gas alveolar para que el aire salga del tracto respiratorio a la atmósfera, hasta que la presión intrapulmonar alcance la presión atmosférica.
Durante el ejercicio vigoroso, la espiración ha de hacerse en un tiempo limitado, de manera que el proceso pasivo de retracción elástica pulmonar resulta demasiado lento, recurriéndose entonces a los músculos intercostales internos, serratos menores y abdominales (los músculos espiratorios), que reducen las dimensiones torácicas. Sucediendo la espiración con más rapidez y profundidad.
Los músculos espiratorios son los encargados de estabilizar la cavidad abdominal y torácica durante el levantamiento de un peso pesado. Si cerramos la glotis después de una inspiración y los músculos espiratorios están activados al máximo, las fuerzas compresivas de exhalación pueden aumentar la presión intratorácica en más de 100 mm Hg por encima de la presión atmosférica. Esta espiración forzada, en contra de una glotis cerrada, se denomina maniobra de Valsalva. Se utiliza comúnmente en la halterofilia y otras actividades que requieren una aplicación rápida y máxima de la fuerza durante un corto espacio de tiempo. La fijación de la cavidad abdominal y torácica con esta maniobra mejora la acción de los músculos que están unidos al tórax, generándose más fuerza.
En la maniobra de Valsalva se aumenta la presión intratorácica, la cual se transmite a través de las finas paredes de las venas que pasan por la región torácica. Dado que la sangre venosa tiene una presión relativamente baja, dichas venas se comprimen y se reduce significativamente el flujo sanguíneo hacia el corazón. Por lo que esta maniobra no está exenta de cierto peligro, debido a la disminución del retorno venoso que conlleva. Así los enfermos cardíacos y vasculares deberán desistir de realizar todos los ejercicios máximos forzados tales como los isométricos, y realizar actividades más rítmicas .
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