Podemos clasificar los diferentes terrenos para correr en tres tipos en base a su dureza y estabilidad:
- Duros: (asfalto, cemento...) este tipo de terrenos debemos evitarlos en la medida de lo posible. El correr de manera continuada sobre este tipo de superficie puede acarrear problemas en las articulaciones y en los tendones a pesar de llevar un buen calzado.
- Accidentados: (arena de playa, terrenos rocosos...) Desaconsejamos correr sobre este tipo de superficies ya que sus irregularidades pueden afectar a la estabilidad de las articulaciones, siendo el riesgo de lesión alto especialmente en corredores principiantes. Además, estos terrenos dificultan la impulsión de la zancada, con lo que el nivel de exigencia física aumenta.
- Blandos: (tierra, césped, arena prensada...) La capacidad de amortiguación de estos terrenos las convierten en las superficies ideales para correr con frecuencia y largas distancias.
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