miércoles, 6 de noviembre de 2013

Las niñas buenas no van al polo sur

«Puedes alcanzar tu objetivo siempre que tus motivos sean honestos y estén en armonía contigo mismo y con las leyes de la naturaleza».
Proverbio hindú

La Nochebuena de 1994, Liv Arnesen pisaba el polo Sur tras 50 días y 1100 kilómetros de travesía solitaria. Se convertía, así, en la primera mujer en llegar al polo Sur sin apoyos.
Parece algo difícil, un reto que pocos pueden alcanzar y, sin embargo, cuando el lector entre en este relato, verá que basta con transformar un «sueño» en una meta, racionalizar la manera de alcanzarla físicamente, planificarse para buscar financiación, y prepararse mentalmente para enfrentarse con las consecuencias y con el proceso –sean estos el éxito o el fracaso–.
¿Qué la meta es algo fuera de lo normal? Si, es cierto, pero, para algunos privilegiados, esto es sólo un pequeño detalle.
Desde que nació, en Bærum en 1953, sus padres la sumergieron en dos de sus grandes pasiones: el esquí nórdico y la historia polar. Sin embargo, una lesión de juventud por exceso de entrenamiento alejaría a Liv Arnesen de la élite profesional deportiva y le abriría las puertas de otro escenario real de la competición, donde la referencia a superar es uno mismo.
Los noruegos no aplauden mucho este tipo de hazañas, no les resulta increíble esquiar 50 días seguidos, así que Liv no es tan admirada por sus logros en el hielo como por los de fuera de él.
Licenciada en Filología y Literatura noruega, Historia y Deporte, ha centrado su actividad laboral en el desarrollo, motivación y progreso de niños y adultos a través de diversos trabajos como educadora, guía y entrenadora de alto nivel.
Novela editada en España por Interfolio.

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