De entrada podemos afirmar que no resulta beneficioso para el organismo ejercitarse con el estómago vacío. "El ayuno por sí solo puede producir serios problemas tales como un funcionamiento deficiente de los riñones, aumento del ácido úrico en sangre, caída del cabello, vértigos, calambres musculares y desmayos" (Mcardle y col., 1981)
Además cuando el organismo se ve privado de alimentos reacciona almacenando más grasa. Al no haber grasa disponible como fuente de energía, el cuerpo metaboliza proteínas para satisfacer sus necesidades energéticas, lo que se traduce en destrucción muscular (autocanibalización muscular).
Por todo ello, no es bueno ayunar, y mucho menos entrenar en ayunas.
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