También llamada fase de la estabilización de la coordinación fina, comprende desde que se alcanza el estadio de la coordinación fina hasta un nivel
en el cual se puede realizar de forma segura y exitosa en condiciones
diferenciadas, difíciles y desacostumbradas, así como utilizarlo en
competición.
El resultado de esta fase es un
estadio de disponibilidad del movimiento, que es capaz de ser adaptado a
múltiples situaciones en las que se de variación tanto del entorno de
ejecución, como de las características del sujeto (cansancio, estrés...) Lógicamente, esta fase no
concluye jamás, ya que jamás se puede afirmar que un sujeto haya llegado hasta
la cima de su ejecución motora, ésta siempre podrá ser mejorada en uno o más
aspectos.
la estabilidad en la precisión de la ejecución, aun en entornos novedosos, es
la característica fundamental de esta fase: la adaptabilidad
del movimiento.
Durante esta fase, se produce la
automatización del movimiento, el
cual se caracteriza ya, por una técnica correcta:
-
precisión (exactitud en la
consecución del objetivo)
-
constancia (estabilidad del
rendimiento)
El deportista puede liberar su
atención de la ejecución motriz, con excepción de los puntos principales,
quedando libre para centrarse en aspectos tácticos, anticipación perceptiva y
concentración psicológica.
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