viernes, 21 de diciembre de 2012

La competitividad


No cabe duda de que un gran número de los que practicamos deporte lo hacemos por su valor competitivo. En gran medida es su comportamiento agonístico lo que nos atrae del mismo. No obstante, “competir es una conducta humana que, por sí misma, no debe ser considerada como buena o mala, es el uso y orientación de la misma, la que le puede dar uno u otro carácter” (Hernández, J. 1989), lo que implica que es totalmente apropiado enseñar a competir. 
La competición debe estar orientada a superar un objetivo y no a los rivales. La competitividad debe ser un medio de autosuperación. De esta forma el valor agonístico será educativo siempre que la atención durante la competición esté enfocada primariamente sobre la actividad en sí misma. Si las metas extrínsecas (como vencer al adversario, impresionar  al público, obtener recompensas materiales...) son lo que a uno le preocupa, entonces es probable que la competición se convierta en una distracción en lugar de un incentivo para enfocar la conciencia sobre lo que sucede.

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